martes, 30 de marzo de 2010

What you want to be when you grow up

Casi no posteo, pero me gusta responder a algunos posts que me parecen interesantes -o importantes-. Navegando por los foros de The Free Dictionary, me topé con un interesante tema titulado "What you want to be when you grow up", por "Susie". A continuación transcribo el post original:

I once read an article that said an estimated 88% of people are not doing what they truly like or want to do in their careers/life. And after I thought about it for a while, I realized I was one of the 88%. SO....

(Ok, I ask this of people when we have time to discuss it) I've asked my husband, family, friends, now my fellow TFD forum members-

If money and time were no object and you had nothing to stop you what would you want be (career wise)?


O lo que es lo mismo:

"Alguna vez leí un artículo que decía que un estimado de 88% de la gente no se dedica a lo que realmente le gusta o quiere hacer en su carrera/vida. Y después de pensarlo un poco, me di cuenta de que yo era uno de esos 88%. ASÍ QUE.... (Ok, le pregunto esto a la gente cuando hay tiempo para discutirlo) Se lo pregunté a mi esposo, familia, amigos, y ahora a mis estimados miembros de los foros de TFD- Si el dinero y el tiempo no fueran un obstáculo y no hubiera nada que te detuviera, ¿A qué quiseras dedicarte?"

A continuación transcribo mi respuesta original:

When I grow up... I don't want to be an adult!

I've always loved arts. I write, I've played bass guitar and recorded albums with some bands in the past, I love shooting with my digital camera and I also paint. People tell me I'm good at these things.

However, I've always been afraid of failure (economical failure). I've had several jobs in several fields in the past; none of them has been realted to art. I'm 30 y.o. and I'm working for an insurance company nowadays; I'm bored to death.

In the last five or six months the whole universe seems to be shouting at me: "Do what you want to do, stop being afraid of life!" -Your post is the most recent confirmation to this statement.

I guess it's time to listen... and act.

-Thank you.


Lo que traducido significa:

"Cuando crezca... ¡no quiero ser un adulto! Siempre he amado el arte. Escribo, he tocado el bajo eléctrico y grabado discos con algunas bandas en el pasado, me encanta disparar con mi cámara digital y también pinto. La gente dice que soy bueno en estas cosas. Sin embargo, siempre le he temido al fracaso (al fracaso económico). He tenido varios empleos antes; ninguno de ellos ha estado relacionado con el arte. Tengo 30 años y trabajo para una compañía de seguros; estoy harto. En los últimos cinco o seis meses, el universo entero parece estar gritándome: '¡Haz lo quieres hacer, deja de temerle a la vida!' -Tu post es la más reciente confirmación a esta declaración. Creo que es tiempo de escuchar... y de actuar. -Gracias."

Bueno, creo que esto resume bastante bien cómo han sido los últimos tiempos en mi caminata por este mundo, y el rumbo que pienso tomar. Como siempre, es un placer contar con el apoyo y los consejos de todos ustedes: mis amigos - mi familia. Gracias.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Primer y último pensamiento de mi día

Desde el instante mismo en que comencé a tener algo parecido a la presencia, algo de estancia, de existencia. Desde el ligero resplandor rojizo que bañaba mis ojos a través de los párpados, antes de quemar el iris con la luz del día y abrir mi cuerpo a las ventanas del mundo, antes de sus aromas y sus risas, de sacar la lengua y darme cuenta de que el aire era salado, antes de que la hierba a mis espaldas riera y me dijera: soy húmeda y fría. Antes de conocer las palabras y las cosas. Antes del sentido, de la ciencia y la conciencia. Antes de las etiquetas y los nombres, antes de notar siquiera que sentía. Mi primer pensamiento del día. El primero de mi día.

Estuve así tirado un segundo aprendiendo a respirar y parpadear. Vi mis manos y sentí el viento jugueteando entre mis vellos erizados. Miré hacia arriba: los árboles bailando, un mirlo cortando el firmamento. Luego estiré ambos brazos más allá de los límites de mi cabeza y rodé sobre mis espaldas hasta quedar de cara al suelo. Vi que aún entre los tallos del pasto había vida y movimiento. Acerqué mi oreja y supe que la tierra latía como ese pensamiento en mi cabeza mientras una mariposa negra dibujaba ovejas blancas en el aire. Apoyando las palmas sobre la hierba alejé el suelo de mi rostro y poco a poco, tambaleando, me puse de pie.

Caminar fue un poco complicado. Cada paso mi cuerpo entero una liga expandiéndose y retrayéndose y el crujido del bosque, troncos que se niegan a caer. Noté que los frutos se balanceaban y me resultó divertido. Intenté trotar y en un segundo corría ya acercándome al arroyo, la piel de mi rostro se estiraba más y más hacia los lados y hacia arriba, mis pómulos tibios y los dientes de fuera. Un sonido rítmico que nacía de mis tripas hizo vibrar los músculos en mi laringe y supe lo que era la alegría.

Entonces vi tu silueta en lo alto de la colina. En ese momento no supe explicarme por qué ni cómo, pero te reconocí. Subí cuan rápido la pendiente me lo permitió y me paré cerca tan cerca de tu cuerpo que pude capturar en mi nariz una gota de sudor evaporándose aromática de tu piel. Tus ojos se abrieron y fuiste reflejo perfecto de mi propia sonrisa. Las hojas de los sauces canturrearon algo colina abajo y yo me perdí en el fondo de tus pupilas. Tus manos tocaron mis manos y de pronto mis dedos torpes se volvieron enramaje de medusa entre los tuyos. Una frescura de ocaso comenzaba a dibujarse tras tu espalda y cuatrocientos cuarenta y tres tonos entre el carmesí y el púrpura se resbalaron sobre nosotros como un manto cósmico. Mi corazón latió desesperado y agradecí –no sé a quién– haberte encontrado. La temperatura de mi rostro se elevó al doble y más cuando me estrechaste contra ti. Dos pares de labios se unieron y transformaron la última luz en sepulcro. ¡Cómo deseé en ese momento que un día en el mundo durara más que un respiro! Pero era tiempo de volver a la tierra, tiempo de bajar de nuevo. Tiempo del fin al fin. Un segundo antes de morir conocí el amor, y fui feliz. Entonces lo entendí: haberte reconocido no fue más que un acto de memoria. Memoria del primer y último pensamiento de mi día.