viernes, 9 de octubre de 2009

Reinventando al Oso según las estrategias de (Re)Invención del Oso.

Oso. Del latín ursus, familia de los úrsidos. La Real Academia Española dice, en la vigésima segunda edición de su Diccionario, que se trata de un sustantivo masculino que define a un “mamífero carnívoro plantígrado, que llega a tener un metro de altura en la cruz y metro y medio desde la punta del hocico hasta la cola, de pelaje pardo, cabeza grande, ojos pequeños, extremidades fuertes y gruesas, con garras, y cola muy corta (que) vive en los montes boscosos y se alimenta con preferencia de vegetales.”

Claro, esta definición se queda por mucho corta, confusa, y con perdón de la sacrosanta e inmaculada Real Academia, incluso errónea. En efecto, es un vertebrado de temperatura relativamente constante cuyo embrión, provisto de amnios (una membrana compuesta por somatopleura, que rodea al embrión suspendido en líquido amniótico) y alantoides (otra membrana que se convierte posteriormente en parte del cordón umbilical) se desarrolla dentro del cuerpo materno hasta el momento del nacimiento, tras lo cual se alimenta con la leche que producen las mamas de su madre; en definitiva, un mamífero (hasta el fin de sus días, aunque a partir de la pubertad suele servirse de “mamas” sustitutas y otros accesorios corporales o inanimados que suele llevarse a la boca). ¿Carnívoro que se alimenta con preferencia de vegetales? Eso en mis tiempos se llamaba omnívoro. Un cometodo que no sé a ti, pero a mí me suena mucho más a peludo barrigón contemporáneo. Plantígrado retozón sí, en momentos cuadrúpedo, en momentos bípedo y también encontrado en muy diversas posturas dependiendo de la situación, el número de ejemplares y el acomodo. Enorme, al menos en su relación talla-peso, hirsuto con pelaje de colores y espesuras tan diversos cuan diversos son los genes, la geografía y el clima. Su morfología puede variar de individuo a individuo, aunque es cierto que sus extremidades suelen ser fuertes y gruesas. Algunos prefieren limar sus garras, y aunque muchos tienen aún cola que les pisen, ya no es un requisito de la familia.

El oso pertenece a ese grupo de cosas que en apariencia son tiernas, peluditas y acariciables; el regalo perfecto para un san valentín o una navidad, sobre todo cuando es pequeño, sonriente y muy redondo, pero en el fondo puede ser tan salvaje e impredecible como pocos: se dice que a veces muerde sin avisar. Podríamos compararlo con un koala o un wombat, aunque por definición un oso nunca es un marsupial; de lejos se parece mucho a una pelusa grande, pero suele ser mucho más gracioso y activo (al menos en el sentido de diligencia y movimiento, porque en otros sentidos el término suele no ser del todo correcto); con una almohada comparte las características de suavidad y comodidad, mas su ritmo no es del todo circadiano ya que depende de sus quehaceres y de su estado de ánimo; por lo general no suele estar quieto durante la noche y mucho menos cuando está en buena compañía. Hablando de ritmo, su andar es acompasado y en la medida de lo posible preferirá no correr. Cada año marcha en un grupo numeroso de sur a norte (algunos llegan hasta el polo, otros prefieren cruzar en el río, y otros tantos siguen su camino propio), y aunque algunos todavía se rehúsan a unirse a la manada, es bien sabido que para la mayoría tal caminata es todo un placer; un festín de feromonas, sudor y abrazos.

Pero vayan o no vayan a la migración anual o a las muchas reuniones públicas o privadas, una cosa es cierta: siempre habrá chance de encontrar un oso a la vuelta de la esquina, porque existen muchas y muy variadas especies, clases y personajes ursinos: el gigante de cara corta, el pardo, el negro americano, el de la Gran Dolina, el tibetano, el bezudo, el malayo, el panda, el grizzly, el de anteojos, el de saco y corbata, el de overol, el de cuero, el de bata, el de uniforme, el polar, el de las cavernas, el de los antros, el perezoso, el trabajador, el chichifo, el metrero, el taquero, el albañil, el divertido, el aburrido, el tedi-oso, el oso-Teddy (el original y apapachable), el otro Teddy (el de Mr. Bean), y otro mas (el de I.A.), y están Balú, Ben (Grizzly Adams, ¡ah nostalgia!), Rupert (en Padre de Familia), Golden Graham, Winnie Pooh, Bamse, Barnaby, Andy Panda, Bear a secas (En la casa azul), y Banjo -sin Kazooie-, y los Berenstain y Big Boy Willy, y también los patéticos Osos de Bush y Fox, Blubber (de Las carreras locas), Bobo (de Los Simpsons), Bolke, Boskov (Evil con carne), Bongo, los Berbils (Thundercats), los Ositos Cariñositos, Yogui, Bubu, Forever Friends, Tim (de Vecinos Invasores), Fozzie, los 3 Ositos (los de Ricitos de Oro), Gusto, Zummi y los demás Gummi, Br’er Bear (del clásico Hermano oso), Kit Nubarrón, Hair Bear Bunch, Kuma, los Osos Hillbilly, Humprey, Lex Berko (Weslyean zombie bears), Kukalaka, Lars, Smokey, el Oso Barney, los Osos Montañeses (¡ya están listas las viandas, a’pa!), Kissyfur, los Osos Mañosos, el Oso polar de Coca-Cola, Po (el Kung Fu Panda), el Oso-Buco, Mimosín (aromático Snuggle), Beorn (The Hobbit), Paddington, el Oso Carpintero, Me to You (Tatty Teddies), Misha, el Oso Rulo (Los Simpsons), Knut, Sr. Oso, Boog (Open Season), el Oso-Babas, Noah, Nounours, Buttons (People who kill), Shako (2000 A.D.), Oliver, Flippy, Disco Bear, Pop y Cub (Happy tree friends), Wikett, Logray, Tebbo y el jefe Chirpa (Los Ewoks), los Osos Bailarines (Garfield), Paw Paw Bears, Pimboli, Akakabuto (Ginga), Bear (Harvey Birdman), Sooty, el gingantesco Shardik (La Torre Oscura III: Las Tierras baldías), Mr. Thurston Howell III (la isla de Gilligan), Genma Saotome (Ranma ½), C Bear (C Bear y Jamal), Bearmon, Grizzmon, Monzaemon, Pandamon (Pokemon), Teddy Trucks, Oso-Le-Mío, Superted, Pooky (Garfield), el infame Gominola, Kenai y Koda, Joe Falconi, Drew Stone, Jay Masters, Growl Bear, Rick Monroe, Kevin James, Bob Hoskins, Kevin Smith, John Goodman, James Corden, Etan Suplee, Jack Radcliff, Manolo Martínez, y un larguísimo (de verdad larguísimo) etcétera.

Por cierto, he aquí algunos hechos bien corroborables acerca del oso: a) una persona de cada 16,000 comete asesinato, pero sólo uno de cada 50,000 osos se convierte en oso asesino (y de esa cifra muy pocos llegan al estrellato), b) los osos viven en todo el mundo, excepto por la Antártida (al menos yo no he visto ningún perfil de aquellas latitudes en 411 ni bosques aledaños), c) el oso come grandes cantidades de comida para alistarse para el invierno, o mejor dicho: d) el oso necesita grandes cantidades de calorías para sobrevivir el día a día, e) el cachorro de oso se llama osezno y suele ser muy juguetón, f) como el oso adulto también es juguetón y amiguero, ambos necesitan mucho, mucho espacio, g) en ese vasto territorio, el oso siempre está buscando qué comer (y beber y lamer y mamar y abrazar y... h) mucha comida es una invitación directa a que uno varios osos se te acerquen, i) porque el oso es gregario y prefiere estar con otros de su especie, así que j) si te encuentras con un oso, debes hablarle suavemente y evitar correr en sentido opuesto (no sabes cuántos se han arrepentido, la lista es laaarga), k) y en la medida de lo posible, es mejor evitar gritarle a un oso, sobre todo si tienes voz de pito de camotero, finalmente: l) si el oso va sobre ti, lo mejor que puedes hacer es rendirte, aflojar los músculos y cooperar para la causa.

Definido el oso, pero a todo esto, ¿qué hay antes del oso? Un orgasmo largo y placentero, en ocasiones pasión y si hay suerte también amor, nueve meses de hibernación cálida, una niñez que terminará tarde o temprano en otro oso y luego millones de pelos y más osos, y más osos. Aún no se sabe a ciencia cierta qué causa al oso, aunque se presume que la dieta, la genética, la actividad o inactividad física y un simple gusto por la vida podrían tener algo que ver. Por otro lado, los efectos directos y colaterales del oso son muchos y muy variados: pelos en el sofá, sillas rotas, pelos en la cama, miradas de asombro, sonrisas, rigidez en el(los) miembro(s), pelos en la lengua, movimientos telúricos al compás de la música, gastos enormes de tela e hilo, huellas de garras por todos lados, muebles flojos y rechinantes, comida abundante, abrazos, cambio de suspensión en el auto, cambio de auto por uno más amplio, pelos en la alberca, pelos en la sopa, pelos en el baño, pelos en todos lados. Tal parece que el propósito del oso no está bien definido, algunos dicen que no hay un propósito, o que en todo caso cada oso particular define su propio propósito, previa autoexposición de sus inquietudes y algunos breves pero sustanciosos momentos de introspección. ¿Y después del oso? ¿Qué hay después del oso? Pelos, por supuesto. Satisfacción. Sueño. A veces también un terrible hueco en el alma, pero sobre todo en el estómago. Hambre, mucha hambre. Tanta hambre que mejor yo aquí le paro y como todo buen oso en pleno crecimiento me voy a comer algo rico y sustancioso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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